
Recuerdo haber leído en una ocasión una carta, de esas que se escribían sobre papel y que estaban tatuadas en tinta, de esas que se doblaban en cuatro partes para acomodarlas en un sobre blanco, sellado herméticamente con pegamento, con un destino en el frente y una invitación de respuesta en el dorso.
Trato de hacer memoria, pero tantos años como han pasado, ya no sé si mi nombre figuraba en el remitente o en el destinatario, si mis manos dibujaron sobre aquel papel las palabras o si fue mi vista la que recorrió sus trazos.
Esa carta hablaba de la vida, de la juventud, de la esperanza en el amor, de la parte material de los sueños, de los cambios dolorosos y necesarios, también del sufrimiento y del vigor, pero no guardo más que la esencia de unas palabras borrosas que no soy capaz de reformular en mi mente.
Decía algo como: «Lo único que te pido es que no te escapes de la realidad; que no te refugies en un mundo soñado; que no te acostumbres a lograr en sueños lo que rehúyes conquistar en la vida real, con tu propio esfuerzo.»
He buscado, revuelto y removido los estantes, los libros, los cajones y los discos de un recuerdo de la juventud al que necesito aferrarme en este momento. Quizá sea verdad que esa carta no iba dirigida a mí y nunca la guardé, ni la leí, ni la perdí, sino que la envié para que al cabo de unos años, llegado el momento adecuado, apareciera en mi buzón de nuevo de la mano de un mensajero.
Creo que ese momento ha llegado, pero parece que hoy se retrasa el cartero.
‘Hay cosas que escribo contigo y hay cosas que sin ti no valen.
Hay cosas y cosas que acaban llegando tan tarde.
Hoy mi canción es: ‘Carta urgente‘ Rosana
… hay cartas urgentes que llegan cuando ya no hay nadie…
Adoro esa canción, hay letras de Rosana muy buenas. MUA
Nunca he sido un gran devoto de Rosana, pero tropecé con esta canción y su letra y no pudieron pasarme desapercibidas.
Muchas gracias por el comentario y ¡un saludo!
Hola Daniel, me pregunto si tus primeras historias las escribías en aquellas hojas perfumadas que intercambiábamos en el recreo.
Sabes, nunca imaginé que aquel niño de pelo ensortijado llevara dentro un artista en potencia.
Felicidades.
Sonia, realmente no me puedo creer lo que leo. Qué alegría más grande después de 15 años (o 16) de volver a saber de ti. ¿Cómo me has encontrado? o mejor dicho, ¿cómo es posible que aún te acuerdes de mí?
Aquellas hojas perfumadas forman parte de uno de los recuerdos de mi vida que más me inspiran a la hora de escribir y que guardo con mucho cariño.
A lo largo de todo este tiempo siempre he tenido presente aquellos años y a todos aquellos amigos que las circunstancias me obligaron un día a dejar. Y desde luego a ti te contaba entre ellos.
Muchas gracias por tu comentario, ha sido una auténtica alegría. Espero que te vaya todo bien y ojalá podamos ponernos al día al calor de un café.
PD: Por cierto me he acordado de una cosa y tengo que pedirte perdón porque una vez te hice llorar, aunque no diré la razón.
¿Y por qué no me iba acordar de ti?
Esa época fue muy feliz, me acuerdo de todos mis compañeros con mucho cariño. Lo que no recuerdo es que me hicieras llorar así que quedas perdonado, pero con una condición (me tienes que contar que me hiciste) seguro que me tiraste de las coletas…
¿Sabes que están organizando una cena de clase?, cuando esté planificada te aviso.
PD: Espero que aquellas circunstancias te fueran favorables, cosa que no dudo después de haber leído tu blog.
¡Ah! prefiero el té o ahora que se aproxima el calor ¡una cervecita bien fría!
Como han pasado tantos años, me sorprende, sin más.
No fue por tirarte de las coletas, jeje, pero cumpliré la condición y te diré cuál fue la razón.
Me encantaría reencontrarme con todos y qué mejor forma que en el marco de una cena, te agradezco que me avises.
Por suerte sí que fue un cambio a mejor, aunque siempre he pensado en volver una tarde para recordar y ver cómo ha cambiado todo.
Una cerveza sería perfecta 🙂
PD: veo más conveniente seguir en contacto por correo, mi dirección es danilozanog@gmail.com