Ella

Ella

Le gustaba hacerme rabiar, sacarme de quicio, llevar mi paciencia hasta el límite, pero nunca conseguía sobrepasarlo. Bastaba con una mirada traviesa acompañada de un guiño para que todo mi enfado se convirtiese en una sonrisa que, aunque yo no quisiera esbozar para que me tomara en serio, tampoco podía reprimir. Y era como si nada hubiese pasado.

Fuego

Fuego

Le temblaban las manos, no sabía si de frío o de miedo. Le miró a los ojos, no sabía si era víctima o verdugo. Una voz gritó: «Apunten…».

Un comienzo

Un comienzo

Una ráfaga de viento se colaba a través de las cortinas del dormitorio tratando de apagar la bombilla de la lámpara de noche. Sobre la cama de matrimonio la colcha dibujaba la silueta de una siesta. Junto a ella una cuna de madera blanca mantenía el recuerdo de la última noche en vela.

Alter ego

Alter ego

Nunca pensó que una noche como aquella, como cualquier otra, como las veinticuatro noches de sábado anteriores, iba a generar en su mente tal cantidad de sentimientos enfrentados, tantas preguntas y tanto arrepentimiento.

Ha vuelto a salir el sol

Ha vuelto a salir el sol

El calor de los rayos impactando en mi cara es suficiente para que abandone el mundo de los sueños y abra los ojos mientras mi boca dibuja una gran o en forma de bostezo. Las mantas perezosas, que no quieren dejar de abrazarme, ceden finalmente y con los dos pies ya sobre el suelo pongo en orden mi mente sobre el día que es, los planes que tengo y sus alternativas.

A (la luz de) dos velas

A (la luz de) dos velas

Por fin llegó el día. Tantas semanas y largos meses esperando, derrochando imaginación y ensayando a media voz mil y un diálogos ontológicos en situaciones ficticias, todas ellas con un desenlace similar. Todos los anhelos y esperanzas, todas las ilusiones y sueños, todas las escenas y situaciones que había deseado protagonizar se iban a representar en apenas unas horas.

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