
Seguro que te ha pasado alguna vez, no mientas.
Tienes algo importante que apuntar y no tienes nada con qué escribir. Como no te fías de tu mala memoria comienzas a revolver los papeles y cajones de tu escritorio hasta que finalmente encuentras un boli BIC sin tapa.
No quieres malgastar un folio, así que escribes en la parte de atrás de un sobre, un folleto, un billete de metro o lo primero que encuentras. Comienzas a deslizar el bolígrafo sobre el papel, pero no pinta, queda una marca casi invisible en la superficie. Tratas de repasar el trazo, pero es peor, porque la poca tinta que sale lo emborrona todo.
Diriges tu mano a una esquina y comienzas a dibujar garabatos circulares a gran velocidad, hasta que, en el mejor de los casos, consigues liberar la tinta de su depósito. Entonces escribes lo que querías, si todavía lo recuerdas.
A veces la mente funciona igual que un boli BIC.
Tienes el deseo de escribir pero no puedes, porque no sale la inspiración, porque hace demasiado tiempo que no te paras a pensar en una idea, una historia o una canción. Comienzas una frase, pero cuando la repasas con la mirada, te das cuenta de que el papel en realidad sigue en blanco, porque lo que lees no es lo que habías pensado.
Te obcecas en buscar nuevas formas de decir lo mismo, tratando de recuperar ese recuerdo casi invisible que en tu cabeza tenía sentido, pero sólo consigues que cada intento sea peor que el anterior.
Es el momento de abstraerse, de pensar en otras cosas, aunque no tengan nada que ver -incluso- aunque no tengan sentido. Y entre tanta divagación puede que, en el mejor de los casos, encuentres un nuevo hilo conductor para tu idea, tu historia o tu canción.
«Escribo… para vaciar mi alma. Escribo… para que vuelva la calma»
Hoy mi canción es: «La inspiración» Arianna Puello
Me ha encantado el artículo, constantemente me siento como dices.
Adoro escribir pero no siempre soy capaz de plasmar aquello que ronda por mi cabeza, ya sea una historia, una fugaz idea, una profunda reflexión…resulta complicado hacer entender a otros planteamientos que a veces incluso para uno mismo pueden resultar abstractos.
En fin, yo acabo de empezar en esto del blog, pero espero que nos vayamos leyendo. 🙂
Muchas gracias por el comentario, Grace.
Yo creo que la mente humana es una de las mayores maravillas que existen. Permite imaginar, configurar y materializar, tanto ideas como objetos, interpretar sentimientos y expresar palabras -que como bien dices- muchas veces no son suficientes para comunicarlo todo.
¡Mucho ánimo con tu blog! Me pasaré de vez en cuando…
Me encanta tu blog. Escribes de lujo. Y me hacen gracia algunas coincidencias: también soy publicitaria y también escribo para vaciar mi alma, como dice la canción que indicas, pero sobre todo porque no puedo dejar de hacerlo. Lo expreso así en mi blog, si te apetece, pásate un día:
A veces hablo sola, lo reconozco. ¡Menos mal, que aún no he empezado a hacerlo en voz alta! A menudo, mientras los demás hablan, y yo parece que escucho, estoy imaginando un relato en mi cabeza.
Un día alguien me dijo “¿Y qué haces con todas esas historias?” “Olvidarlas”, le contesté. “Pues estaría bien que hicieras algo con ellas”.
Y nació este blog.
(www.aveceshablosal.com)
Muchas gracias por tus palabras Eva. La verdad es que me encantaría poder tener más tiempo para seguir escribiendo, lo tengo un poco abandonado.
También es cierto que este tipo de comentarios me animan a retomar el blog.
Voy a visitar el tuyo a ver si encuentro inspiración… 😉
Sí me he sentido identificada con la primera parte, tener una idea o pensamiento y buscar locamente un bolígrafo y un trozo de papel, a veces expira lo que quiero enfocar y otras…pasan las horas del reloj escribiendo. Sin embargo, por suerte, pocas veces se me escabulle la inspiración, y si siento que se escapa de mis neuronas, la obligo a no abandonarme, pues sin ella dejo de ser yo, sin mis letras y palabras, no existo.
Un auténtico placer leerte. ¡Saludos!
Yo, al revés; mi forma de ser yo también incluye esos despistes, esos momentos de aridez creativa, esos pensamientos que no se dejan transformar en palabras. Qué complejos somos o qué simples, según se mire.
Gracias, Pilar, por comentar y por leerme.