
Son las diez de la noche, estamos descalzos, sintiendo el frío de las baldosas recorriendo nuestras plantas y transmitiéndolo al resto del cuerpo. Nos movemos hacia la habitación del fondo de la casa y nos detenemos delante del armario. Los brazos lo abren y cogen de su interior unos pantalones vaqueros, ropa interior, una camiseta y un polo blanco. Cuando el resto del cuerpo ya está vestido, llega nuestro turno: las piernas nos levantan para que los brazos nos cubran con unos calcetines de color negro, que nos devuelven ese calorcito que nos mantiene ágiles y dinámicos. Nos preguntamos qué calzado nos pondrán hoy: zapatillas, zapatos, náuticos… finalmente son zapatillas, ¡menos mal!, porque son más cómodas y parece que la noche será larga.
Bajamos las escaleras y llegamos a la calle, tenemos que ir rápidos porque la cabeza nos ha dicho que llegamos tarde, así que obedecemos de buena gana. Atravesamos una calle repleta de gente cocinando paellas; la nariz y el estómago quieren que paremos un ratito, pero la cabeza es tajante y ordena proseguir la marcha.
Estos días, la ciudad está repleta de gente, miles de semejantes se cruzan con nosotros, unos corriendo a gran velocidad, otros más despacio dando un paseo alrededor de unas figuras enormes pintadas de mil colores. Estas esculturas gustan especialmente a los ojos, que levantan las cejas y separan las pestañas; y a la boca, que se abre formando una «o» perfecta, como muestra de su admiración. Nosotros que estamos ahí abajo, casi nunca podemos verlas porque nos tapan las piernas de los demás.
Hay tanta gente que apenas podemos movernos y tenemos que luchar contra otros por el escaso espacio libre de una estrecha acera sucia y pegajosa. Los pisotones se suceden (hay algunos que no tienen paciencia) y a nosotros se nos está acabando, así que decidimos ir hacia otro lugar menos concurrido.
Avanzamos por las amplias avenidas que han sido cortadas al tráfico, lo que no ha impedido los atascos de personas, que se dirigen todas juntas, guiadas por los ojos, hacia un puente desde el que dicen, se ve fuego vistiendo de mil tonalidades y formas un cielo oscuro y triste porque hace días que perdió su luna y sus estrellas.
Este espectáculo es especialmente agradable a las manos que chocan fuertemente cuando finaliza, como muestra de su admiración. A nosotros también nos gustaría hacer eso, pero tenemos poco equilibrio y podríamos lastimar a los otros miembros.
La noche avanza y no hemos dejado de ir de aquí para allá, pisando un suelo lleno de cristales, papeles, vasos aplastados y, sobre todo, un líquido muy pegajoso que se encuentra allá donde vamos y que hace que sea más difícil movernos.
Entre toda la multitud se acercan dos botas que nos resultan familiares, los ojos también reconocen esa mirada y esos labios que invitan a los nuestros a darse un apasionado abrazo. Todo el cuerpo se pone en tensión, especialmente el corazón que late con fuerza, como muestra de su admiración. Dicen que ese contacto produce una electricidad placentera que recorre todo el cuerpo, pero como nosotros estamos tan lejos de los labios, apenas sentimos nada.
Al cabo de un rato proseguimos la marcha, ahora la botas nos acompañan, y llegamos a otro lugar donde se concentra el gentío. Vemos a otros zapatos, zapatillas, y alguna que otra chancla, moverse a gran velocidad y con gran precisión. No entendemos nada hasta que el oído nos trasmite una vibración que nos impulsa a agitarnos. Esa vibración es música y nos encanta, porque es la única sensación que hace que nos movamos, sin que la cabeza o el corazón nos lo ordene. Así que durante horas nos coordinamos con el resto de miembros haciendo una coreografía que llaman baile y que compartimos con las botas, como muestra de nuestra admiración…
«Valencia en fallas, es una fiesta incomparable,
Valencia en fallas, tiene un encanto inolvidable»
Hoy mi canción es: «Valencia en Fallas»
Me gusta, muy original. Nunca se me habria ocurrido.
Gracias por el comentario. No es fácil hacer que lo que escribes guste a la gente y cuando lo consigues te sientes satisfecho.
Un saludo!