
No, no me refiero a la última teoría de un gran físico de nombre impronunciable con sabor a polaco, alemán, ruso o israelí. Pero tampoco se trata de la nueva saga de una película de ciencia ficción que cuenta las aventuras de guerreros plateados y seres extraterrestres en el hiperespacio estelar. Pero, si el fenomenalista Bergson dijo que el tiempo era relativo, quizás debió añadir que al espacio también se le puede aplicar esa cualidad.
Pondré un ejemplo: cuando un portero se enfrenta a un penalti, su percepción le indica que la distancia a la que se encuentra el balón se reduce espectacularmente, en cambio, para el jugador que va a lanzarlo, la portería parece alejarse varios metros más atrás de los once reglamentarios. ¿Quién tendría la razón, el portero, el jugador, ambos, ninguno? Sí, es el tópico del vaso medio lleno o medio vacío.
Pongamos otro ejemplo: Madrid ¿está lejos o cerca? Vale, dependerá del lugar de origen y del medio de transporte que quiera usar: puedes estar en media hora si tomas un avión, poco más de tres horas en coche, una semana si vas andando, incluso un mes si vas gateando… Pero aquí, la percepción también juega una mala pasada o por lo menos a mí me la ha jugado en más de una ocasión. Yo siempre he pensado que Madrid está lejos.
Madrid está lejos porque me recuerda a años pretéritos, otras épocas y edades de mi juventud, me recuerda a amistades olvidadas, a ilusiones rotas, a deseos que han sido pisoteados y convertidos en polvo y que el viento se ha encargado de alejar para siempre. Madrid me recuerda a ti…
Ahora tengo frente a mí la posibilidad de recuperar el tiempo perdido, de recoger esas cenizas y presentártelas para que con un suspiro les insufles la vida que se les negó y puedan recuperar la vigorosidad de antaño. Madrid me lo quitó, ahora puede devolvérmelo, pero tendré que demostrarle que lo merezco más que otros, y eso sólo depende de mí…
Día tras día me engaño pensado que aún me estarás esperando, que no habrás cerrado la puerta, pero soy consciente de que quizá alguien logró entrar por una ventanita y te robó lo que yo te prometí. Si es así tendremos que batirnos en duelo y será la muerte, la velocidad, las armas, tu mirada cristalina, mi debilidad, tu inseguridad o simplemente, la distancia, las que con su decisión caprichosa determinen nuestro destino.
«Sé que estas ahí, que te encontraré,
aunque tarde una vida, yo jamás renunciaré.»
Hoy mi canción es: «No importa la distancia» Ricky Martin (B.S.O. Hércules)
Cada día me gusta más tu blog, es alucinante. Sigue así. 1besote.
Muchas gracias Laura. Estos comentarios son los que animan a seguir escribiendo. Un besazo!
Dani, te diré un secreto que el viento me susurró un día al oído:
Hay distancias que no se miden en kilómetros, sino en añoranza. Existe una distancia que los kilómetros no miden y sólo los sentimientos conocen.
En cualquier caso, la vida siempre te da una segunda oportunidad y más en el amor. Así que tienes ante ti dos días para recuperar el tiempo perdido y retomar viejas historias que nunca se han marchado de tu alma. Suerte y…yo estaré allí para verlo.
Un abrazo
Jeje, tienes mucha razón Pablo, pero esas distancias que no se miden en kilómetros son muchas veces las más difíciles de recorrer.
Van a ser unos días geniales;)
Otro abrazo