
Abrigado con el sueño todavía reciente y envuelto del calor de los ropajes de la cama recién desecha, una extraña música se coló entre mis delirios oníricos, deshaciéndolos como caramelos al sol y devolviéndome a la vida de la que trataba de ausentarme por cinco horas.
Siendo ya consciente del desvelo y sin querer abrir los ojos para no perder el hilo de la historia que había quedado interrumpida, me concentré en descifrar las notas de aquella melodía un tanto monótonas, que sin embargo guardaban cierta coherencia rítmica. Notaba los finos dedos golpear las teclas con delicadeza y diligencia, el resto lo completaba mi imaginación: la luz de la sala, el hermoso vestido verde, el piano de cola junto a la ventana abierta, tu mirada perdida en la oscuridad de tus párpados cerrados, la distensión de tu cuerpo gozando de armonía y belleza…
Pero cometí el error de querer traspasar la barrera de la fantasía y llegué a creer que todo lo que mi mente generaba se calcaría en la realidad con tan solo abrir los ojos.
Y los abrí y un golpe de oscuridad los recibió, seguido de una pequeña esfera de luz a la que aún no se habían acostumbrado mis pupilas y que les obligó a cerrarse de nuevo. Mientras tanto, la música seguía sonando, no cesó en ningún momento. Me incorporé despacio y haciendo un gran esfuerzo por separar los párpados pese a su momentánea aversión a la luz, logré distinguir formas y siluetas y las notas de esa extraña melodía comenzaron a tener sentido. Parpadeé varias veces para terminar de enfocar y en silencio contemplé:
La luz del flexo apuntaba directamente a la pantalla del ordenador, el reloj de la pared delataba tu cansancio, pero tu sentido de responsabilidad y compromiso te ataba a esa silla. Tu imagen de perfil, el pelo recogido en una coleta, las gafas de ‘trabajar’ protegiendo una mirada fija al frente, tus brazos finos y relajados, contrastan con la hiperactividad de los dedos siguiendo las órdenes precisas de tu cabeza, transmitiéndoles todo tu talento a esas teclas frías, que en realidad carecen de toda musicalidad.
Sin embargo suenan en mis oídos como la más perfecta sinfonía y no por el ruido que emiten sino por la armonía que proyectas en todo lo que haces, porque en todo pones tu atención y tu pasión y eso es lo que te hace perfecta.
Has conseguido borrar todo mi sueño y permanezco durante horas en este rinconcito escondido entre las sábanas, solo contemplándote…
‘I’m a dreamer, a distant dreamer, dreaming far away from today…’
Hoy mi canción es: ‘Distant dreamer’ Duffy